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                      La Iglesia verdadera

 

 

Señor Jesuсristo dijo: “Edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).Todos los que estan reunidos en el abrazo afectuoso del Padre Celeste forman esa Iglesia. Constituan una comunidad espiritual unida, un nuevo pueblo santo. La Iglesia es la familia de Dios, creada por la Palabra y la Sangre de Jesuсristo, dirigida por el Dios Padre y inspirada por el Espíritu Santo. El jefe de la Iglesia es Jesucristo Mismo que había prometido “Aquí Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).

Los miembros de la Iglesia son todos los que aceptan esa verdad que Cristo ha revelado a Sus apóstoles, crean en El sinceramente, consideran como necesario de vivir en Su ley, tienen parte en las ceremonias religiosas transmitidas por los apóstoles y manifestan obediencia a los herederos espirituales de los apóstoles, es decir a los obispos.

Cada uno puede entrar en esta familia, independientemente del género, de la edad y de la nacionalidad.

La Iglesia de Cristo es una, santa, católica y apostólica. Y tal como un cuerpo contiene diferentes partes – manos, pies etc., la única Iglesia de Cristo contiene diferentes Iglesias Locales. Se diferencian de vez en cuando por los idiomas de los oficios divinos y por algunas costumbres, pero en lo esencial forman una unidad total en la fé, la ley moral, la oración y las ceremonias religiosas establecidas por el Cristo.

Ahora existen quatorce Iglesias Ortodoxas Locales: la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla, la Iglesia Ortodoxa de Jerusalén, la Iglesia Ortodoxa de Alejandría, la Iglesia Ortodoxa de Antioquía, la Iglesia Ortodoxa Rusa, la Iglesia Ortodoxa Chipriota, la Iglesia Ortodoxa de Ellada, la Iglesia Ortodoxa Serbia, la Iglesia Ortodoxa Búlgara, la Iglesia Ortodoxa de Rumania, la Iglesia Ortodoxa Georgiana, la Iglesia Ortodoxa Albanesa, la Iglesia Ortodoxa Polaca, la Iglesia Ortodoxa Checa y Eslovaca, la Iglesia Ortodoxa en América.

Por Su promesa “las puertas del Hades no prevalecerán contra la Iglesia” Dios nos ha permitido entender que nunca disparecerá y nadie no podrá destruirla, y también que nunca no podrá apartarse de la fé ni equivocarse en la verdad, porque el Espíritu Santo que se manifesta siempre a través los padres y los educadores de la Igesia sirviendo con fidelidad la preserva de toda confusión.

Como lo dice san Filaret, metropolitano de Moscú, “la Iglesia es santa, aunque hay en ella los que pecan. Los que pecan pero se purifican a través un arrepentimiento verdadero no pueden impedir a la Iglesia de ser santa; y los pecadores no arrepentidos, por los actos aparentes de las autoridades eclesiásticas o por la acción invisible del juicio de Dios se recortan del cuerpo de la Iglesia como los miembros mortes, y de tal manera en este sentido también la Iglesia se guarda santa”.

Entre los que se encontraron recortados de tal manera del cuerpo de la Iglesia fueron los que querían alterar la fé recibida de los apóstoles, y en lugar de la verdad enseñar a los demás sus propias invenciónes. Señor Jesucristo Mismo predijo la futura aparición de tales falsos profetas. Así todos los a quienes su falsedad agradaba más que la verdad de Dios en diferentes siglos se separaban de la Iglesia de Cristo, creando sus propias comunidades que llamaban también “iglesias”. A fin de mostrar la diferencia de todas las “iglesias” falsas creadas por las personas mortales, la Iglesia verdadera creada por Dios Hombre Jesucristo fue llamada en ruso “pravoslavnaya” que significa “glorificando Dios de modo justo (verdadero)”.

 

"CRISTIANISMO ORTODOXO: DIFERENCIAS DE

CATOLICISMO, PROTESTANTISMO, MONOFISISMO"

Diácono Gueorgui Maximov

       El Icono del «Bautismo del Señor»

       o de la «Teofanía en el río Jordán»

 

La iconografía de la «Teofanía en el río Jordán» es muy temprana en el oriente cristiano, ya que el bautismo, una de las teologías más reflexionadas en el pensamiento cristiano, es la puerta a la vida en Cristo, que llega a su conclusión con el Don del Espíritu y la comunión en el Seno de la Iglesia. Es una iconografía que se ha mantenido a lo largo de los siglos enriqueciéndose con múltiples pasaje vetero-testamentarios, que van desde los primeros versículos del relato de la Creación (bautismo como nueva creación), al pasaje de Noé (bautismo como nueva alianza), a pasajes del Éxodo (bautismo como salvación de la muerte y configuración de un pueblo), y a textos por los profetas (bautismo como cumplimiento de las promesas) y los salmos. Recomendamos acudir a los textos para poder rezar con este magnífico icono, que nos abre una amplia ventana a la espiritualidad.

Representa el momento que narra el evangelio del Bautismo de Cristo por san Juan. Dios se somete a su criatura. Generalmente es una composición pictórica que se presenta dividida en dos partes, separadas por la depresión geomórfica, configurada por el río Jordán. La cuenca del río Jordán es uno de los puntos más deprimidos de Palestina, situándose en algunos puntos por debajo del nivel de mar.

En los Padres podemos encontrar cómo la vida espiritual también se enriquece con la creación. Hay que aprender a leer los signos de la naturaleza, la Palabra de Dios, la Persona de Cristo, y el corazón del hombre, para que todo nos hable del Creador, de la Trinidad. El hombre espiritual es el que sabe leer en los acontecimientos de la Creación las huellas de Dios y el lenguaje con el que Él nos habla. Por eso, poco a poco, esta fenómeno de la cuenca del río Jordán fue cargándose de significado simbólico dentro de la iconografía cristiana.

Por un lado, simboliza la profunda fractura producida entre Dios y el hombre tras el pecado. En medio de este abismo es colocado Aquél que servirá de quicio, de piedra de choque, para la salvación; manifestación de lo divino y verdadero hombre: Nuevo Adán. Si no fuera por Jesucristo esta distancia nunca se hubiera superado. Él es el que se coloca como Puente de la salvación. Era, por tanto, necesaria la intervención de un Ser capaz de recomponer la fractura y colmar este vacío; Él allana el profundo abismo; el Anillo entre la naturaleza humana y la divina.

 

       La vida de San Serafín de Sarov

San Serafín nació en el año 1759, con el nombre de Prójor Moshnin en la ciudad Kursk en una familia de comerciantes. Cuando tenía 10 años se enfermó gravemente y en un sueño se le apareció la Madre de Dios, que prometió sanarlo. Pocos días después en Kursk se hizo una procesión con el ícono milagroso de Nuestra Señora de Kursk. Debido al mal tiempo la procesión tomó un camino más corto que pasaba cerca de la casa de los Moshnin. Después de que la madre de Prójor apoyó el ícono sobre la cabeza de su hijo enfermo, éste se empezó a curar rápidamente. Durante su adolescencia, el muchacho tenía que ayudar a sus padres en el negocio, pero el comercio no lo atraía. Al joven le gustaba leer vidas de santos, ir a la iglesia y orar en soledad.

 

A 18 años Prójor decidió hacerse monje. Su madre lo bendijo con un gran crucifijo de bronce, que el santo empezó a llevar siempre sobre su hábito. San Serafín entró en el convento de Sarov como novicio.

Desde su primer día en el convento, su vida se destacó por una extraordinaria moderación en la comida y en el sueño. Esto constituyó una característica de toda su vida. Comía poco y sólo una vez por día. Los miércoles y los viernes directamente se abstenía de comer. Después de pedirle la bendición a su director espiritual, empezó a irse a menudo al bosque para orar y  a pensar en Dios. Poco después se enfermó gravemente de nuevo y por tres años tuvo que permanecer recostado la mayor parte del tiempo.

Y de nuevo lo sanó la Santísima Virgen María, Quien se le apareció, acompañada de algunos santos. Luego Ella señaló al enfermo y le dijo al apóstol  san Juan: «Este es de nuestra raza». Luego tocó con Su cetro el costado del enfermo y lo sanó.

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